Recorrer museos siempre me resultó una actividad reconfortante, vital, luego de hacerlo siempre me siento a observar, a mirar esa asombrosa relación entre obra y público. 

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Una obra tiene un recorrido muy largo desde la mente de su creador, el paso al soporte, el enmarcado, la ubicación en un espacio de exhibición y finalmente llega la mirada y la lectura del espectador. 

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Como bien decía Umberto Eco, una obra nunca está completa sin esa lectura del espectador, sin su percepción, sin las emociones que se van a experimentar y van a completar el recorrido de esas creaciones. Es el espectador quien completa la obra.

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Miradas tiene que ver con eso, con el encuentro obra-espectador y con el espacio en que el evento tiene lugar, que en este caso suma la mirada del fotógrafo, o sea la mía.